Hola a todos. Me emociono mucho ver a tantos blogs activos y me inspiraron, además de leer todos sus bellos comentarios y tuve la necesidad de seguir con esta historia. No tengo mucha oportunidad de regresar como tal para ser honesta, pero me gustaría seguir con esta historia de repente. Espero que les guste esta nueva parte y me tengan paciencia si es que tardo en reaparecer. Un gran abrazo a todos. Gracias por sus lindos comentarios :) ❤️
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Al bajarme del auto cerca de la estación, ví muchos puestos, donde había de todos cargadores, películas piratas, bocinas a todo volumen con reaggetton, banda y cumbia que parecía que peleaban entre sí para ver quién se oía más fuerte, unos cuantos puestos de comida que lucian tan sucios y poco apetitosos.
Me acerque a las escaleras y las subí, de nuevo todo se movía con cada escalón y llegando arriba termine exhausto, así que me recargue en la pared a tomar un poco de aire, al recargarme pude apreciar como mi espalda no llegaba a la pared, sino que ese gran trasero estorbaba y enseguida sentí el frío de la pared en las nalgas, inmediatamente me retire y vi como todo el trasero se había llenado de polvo por recargarme, así que no me quedo de otra que sacudirme, me dió mucha pena y me sonroje, ya que tuve que golpear esas grandes pieza sde carne sintiendo el rose de la tela de los leggins, rápidamente termine, tratando de hacerlo rapido.
Recordé que la vecina me había dado su cartera y teléfono, abrí la mochila y la saqué, tome la gran cartera rosada y saque la tarjeta y 20 pesos, me acerque a las taquillas y me forme. Mientras me tocaba pasar podía ver las instalaciones, todas viejas y en mal estado, al mismo tiempo que me ponía a ver a toda la gente, había de todo, niños con su familia, señoras grandes, señores que venian cansados de trabajar, parejas de novios haciéndose cariños, gente flaca, gorda, fea, guapa, había de todo.
Pase y le di la tarjeta a la señorita de la ventanilla al mismo tiempo que le di los 20 pesos, lo hizo rápido y casi casi me la aventó con su cara de amargada.
Me acerque a los torniquetes, puse la tarjeta y pase. Fue algo incómodo pasar entre ellos con dificultad al estar demasiado ancho para pasar entre ellos, sintiendo la carne presionarse entre si y de nuevo esas grandes nalgas estorbando con los torniquetes. Me acerque hacia abajo del reloj dónde me dijo la vecina que esperara, guarde la cartera y saque el teléfono.
Yo no tenía un súper teléfono, pero de pasar a este mas pequeño, viejo y maltratado si era un cambio, aparte, ya no me sorprendía pero tenía una funda rosa.
Abrí el teléfono que no tenía contraseña y comencé a chismosear en el.
Era algo difícil tener que manipularlo con las uñas largas y dedos gordos que tenía, daba clicks por error y a veces tampoco detectaba.
Solo tenía las apps que todo mundo usan como WhatsApp, Facebook, Google, Instagram, TikTok, la cual la verdad nunca descargue, me daba mucha pereza y cringe, salvo por las chicas guapas que enseñaban todo.
Tenía un par de juegos como Candy Crush y uno de sopas de letras genérico.
Abrí su facebook y estaba lleno de fotos de oraciones, piolines, memes poco graciosos, muy de señoras, videos de maquillaje, uñas, peinados los cuales no se porque me entretuvieron buen rato, el ver tantos pasos para que terminarán más bonitas, seguí explorando su facebook y era sin duda totalmente diferente al mío, muchas de sus amigas nacas compartiendo fotos de mamas luchonas o canciones de reaggetton, fotos de sus borracheras y cosas que sin duda no aparecerían en el mío. Poco después ví un vídeo de un hombre ejercitándose, con un gran abdomen, alto, güero y con una barba muy bonita. No sé porque no lo quité, pero me sentía atontado viéndolo, tanto que llegó la clienta y al verme tan metido en el celular me dió un pequeño golpe en el brazo.
-Camara Andy, que pedo, cómo estás manita?
Rápido y sonrojado me quita el teléfono
-Hay wey, cochinota, si que está bueno ese wey, sin pedos dejaba que me llenará la dona de lechera.
Me sonroje aún más, que grosera y pervertida era está chica.
Solo le sonreí.
-Verdad que si? Jejeje
-Claro mana, está como el Dilan, el wey que trabaja en el gimnasio de la colonia, ese wey no estará güero, pero todo lo demás si está bien bueno.
A mí no me interesaba para nada eso, solamente recordé que tenía que darle uno de los paquetes de la bolsa.
--Toma amiga, aquí está lo que me habías encargado.
-Huy que formal, desde cuándo tan acá pinche Andy.
En eso, me pellizca un seno fuertemente como jugando y me arrebata la bolsa. Sentí un fuerte y extraño dolor, por reacción pase mi mano para sobarme.
Se puso a examinar la bolsa, tenía maquillajes, pinturas, pulseras y aretes.
-Vientos Andy, ten tu baro
Agarra y saca de dentro de su brassiere un billete de 200 pesos todo maltratado y doblado. Yo con mucha pena lo acepto y lo guardo en la cartera que tenía en la bolsa.
-Sobres manita, ahí te mando whats pa ver si te pido otro, a ver como sale.
--Si claro amiga, estoy seguro de que te gustarán.
-Seguro? Que apoco eres vato?
--Segura... Estoy segura que te gustaran.
Contesto nerviosamente recordando que tengo que hablar en mi en femenino para aparentar.
-Sale mana, ahí nos vemos después.
Se acerca a mi y me da un beso de cachete, mientras me abraza y siento como sus tetas chocan con las mías, poniéndome nervioso de nuevo al sentir ese rose que entre ellas debe de ser tan normal y para mí era una explosión de emociones desconocídas.
Se separó y se fue en el tren que iba llegando. Pude verla por la espalda y era más delgada que yo, igual traía unos leggins negros pero su trasero era más bonito y tenía forma, no como el gordo y desparramado que la vecina tenia, añadiendo que se le transparentaba la ropa interior, dejando ver su tanga marcada, lo cual me dió curiosidad, me sorprendió darme cuenta que no sentía nada al ver el trasero de su amiga transparentar, simplemente me dió curiosidad.
Sacudí mi cabeza y volví en mi, recordé que me faltaban 2 entregas más. Así que saque de nuevo el teléfono, quitando rápidamente el vídeo del chico fuerte, ví el mapa y me puse a ver a mi al rededor para ver cuál era el camino. Lo guarde, me puse de nuevo la mochila y comencé a caminar, según el mapa debía de trasbordar para pasar a otra línea y avanzar 3 estaciones.
Mientras caminaba en el trasborde iba observando todo, yo nunca había entrado al metro, estaba tranquilo de gente por la hora, puestos de comida, de telefonía, celulares, audífonos, recargas, cosas inútiles que se veían llamativas. Mientras tanto, toda la gente caminando a un ritmo muy rápido, al parecer todos tenían prisa, era algo extraño el verlo desde estos ojos, ya que veía a la gente mucho mas alta, y a las chicas que comunmente veía más pequeñas, ahora estaban de mi estatura o me rebesaban por poco. Trate de seguirles el paso con su ritmo de la gente pero mi condición me lo impedía, así que de vez en cuando me orillaba a caminar más lento y en cada una de esas paradas me veía obligado a acomodar los tirantes de mi brassiere, algo que nunca me hubiera imaginado, pero era incómodo ya que aparte que a cada paso que daba, ambos pechos rebotaban y rosaban contra la esponjosa copa del sostén, poco a poco se iban bajando los tirantes de los hombros hacia los brazos y tenía que meter la mano en la sudadera para reacomodarlos en su lugar, si lo había llegado a ver con varias chicas en la calle, pero tenerlo que hacer por mi mismo, era muy incomodo y desagradable.
Ya casi llegaba a dónde tenía que tomar el tren siguiente, y en un pasillo cerca del tren me llegó un olor asqueroso, a orines. Y en la orillas del pasillo ahí estaba el chorro de agua.
Simplemente puse mi cara de asco y camine muy rápido. Llegué a esperar el tren, de nuevo me quedé mirando a los alrededores mientras llegaba. Cada vez se fue amontonando más gente.
Justo a mi lado se paró una chica alta, o al menos yo la veía alta, la mire bien de reojo, tenía el cabello lacio y era güera, un vestido de color beige con cuadritos, una chaqueta negra, medias y unos botines, cargando una gran bolsa café, se veía que venía o iba a trabajar.
Sin duda era guapa y olía muy rico, me le quede viendo unos segundos y fue raro no sentir nada, solamente admiración, pero no tal cual como siempre. Hice como que me acomodaba el pelo y volte a los alrededores, todos los hombres que estaban cerca parecían unos estúpidos volteando a ver a la chica guapa, parecían animales y todos con una cara de asombro y muy estúpidos.
Llegó el tren y aún así todos iban tras la chica, la gente salió del vagón y me dispuse a entrar, cuando todos entraron rápidamente, empujándome y haciéndome a un lado, dando paso a la señorita, todos a su al rededor, incluso un tipo de levanto de su lugar y le dió su asiento, mientras a mi me empujaron y ya me tuve que ir a sujetar de un tubo para no caerme. Fue algo raro, pero sentía envidia de la chica, todos muy atentos y todo cuando entro y la vieron, mientras a mi hasta me empujaron, ella tan hermosa y despampanante mientras yo estaba en este cuerpo gordo y feo. Poco a poco se fue vaciando y ya alcance lugar.
Una parada antes que yo, aquella chica bajo y de nuevo, cuando se levantó del asiento, todos los hombres como bobos voltearon a verle el trasero hasta que salió del vagón. Yo solo me quedaba mirando a aquellos cochinos mientras ya me daba un poco de risa.
Mi parada había llegado, así que baje del vagón y camine hacia la entrada donde me tenía que reunir con otra chica a entregarle su pedido.
Cuando llegue con ella la vi a lo lejos y se veía linda pero actuaba de una forma de lo menos femenina. La seguí un poco antes de que me viera y al seguirla de repente ví como caminada extraño y de repente se jalo el vestido como para sacarse el calzon, algo muy extraño. Ya que la alcance nos orillamos y me dijo que la esperara un poco.
Estaba hablando por teléfono, de una forma enojada.
-"Como pudiste hacerme esto Alejandra, yo que soy tu padre y más andar con esta estúpida ropa"
-Eso me sonó raro, pero lo ignore, se alejo un poco y ya no pude escuchar más, pero se veía desesperada, aunque sus manerismos se veían bastante masculinos
Ya que terminó, le di la bolsa y me dió el dinero.
-Te agradezco, tengo que darme prisa, estoy muy ocupado... Digo ocupada, lo siento un día de locos que no entenderías, hasta luego.
Eso sin duda me saco de onda muy fue bastante extraño, acaso le habrá pasado algo parecido a mi?
En ese momento recibí un mensaje recordando que tenía que ir a entregar el último paquete.
Camine hacia el lado contrario, donde tome el siguiente tren, ya era un poco más tarde y se encontraba más gente dentro, de una u otra forma entre forzandome entre todos. De milagro alcance a tomar un poste vertical par sostenerme, ya que los que estaban arriba eran imposibles de alcanzar para mí.
Iba tranquilamente esperando a llegar a la estación cuando de repente sentí de la nada algo muy raro, sentí algo duro e incómodo en mi trasero. Voltee a ver y era un tipo horrible que me estaba arrimando su pene inmediatamente quedé en shock, no podía creer aún que ese tremendo hijo de puta estuviera haciéndome eso, normalmente estallaría en furia y lo golpearía, pero me empecé a llenar de miedo y frustracion.
Trate de ignorarlo, pero era imposible, se sentía horrible, me sentía humillado y abusado. Me trate de mover un poco pero entre tanta gente era imposible y aún así ese tipo no me despegaba su miembro asqueroso.
Me arme de valor, estaba a punto de girarme cuabdo me tomo fuerte de la cintura lastimandome y me dijo
-Calmate tantito gordita, no sé si sepas pero me dicen el comal, porque caliento puras gorditas.
Me dió una fuerte nalgada y no supe que hacer, seguía impactado y tenía muchas ganas de llorar, era un sentimiento horrible y más que nada que a nadie le importo, todos viendo e ignorando la situación. Gracias a Dios en la siguiente parada me tocaba bajar. Cómo pude me hice camino entre todos empujándolos con mis grandes dimensiones aunque me voltearan a ver enojada la gente pero me urgía salir del tren.
Ese asqueroso seguía siguiéndome, se abrieron las puertas y vi un policía, corrí y me pare al lado suyo, cuando vio eso, ese tipo se regreso dentro del tren y me grito:
-No soy Tarzan ni tampoco Chita, pero si te lleno ese culo de lechita.
Mientras me mandaba un beso.
Estaba aún impactado por lo que acababa de vivir, ese hombre asqueroso y una basura de persona me acababa de abusar.
El policía puso su mano sobre mi hombro.
-Tranquila señorita, tenga más cuidado, que esos cabrones aprovechan la hora con más gente para hacer sus marranadas. Debería ir a los vagones de señoritas para evitar a esos weyes.
Antes ignoraba el porque existían esos vagones designados e incluso no me importaba saber, pero ahora viví en carne propia lo que es el abuso, seguía temblando del miedo e impotencia. Lo peor que fue teniendo un cuerpo así, para nada atractivo, no me imagino lo que sufrirán las chicas guapas y lindas de buen cuerpo, algo de lo que sufren día a día.
Aún con miedo y desconfianza tome un poco de aire para tranquilizarme y fui a entregar el último paquete.
Me dirigí buscando a la última chica, saludandome igual con mucha confianza igual abrazándome chocando sus pechos con los míos, solo que ella era más alta y con mi nueva estatura prácticamente me los puso en la cara, incómodandome de nuevo.
-Andy carnalita cómo estás?
--Bien... Amiga y tú?
-Amiga? Desde cuánto tan seria pos que te hice wey?
--Jajaja lo siento, he tenido un día un poco difícil.
-Hay mi Andy, de nuevo en tus días? Si traes toallitas o no traes como la otra vez?
--No nada de eso, olvídalo, ya se me pasará.
Aquí está lo que te tengo que entregar.
Le di la bolsa y ella me dió una de regreso.
-Ahi está lo que me encargaste carnalita, ya sabes, para que te la pases bien y mejores tu carita, que se ve que andas estresada.
No sabía lo que era, ya que era una bolsa negra, ya solo lo que quería era regresar a casa y dejar de pasar por esto tan humillante, así que la recibí.
--Gracias, ya me voy que tengo que irme.
-Y eso porque tan pronto? Pensé que íbamos a ir a las micheladas del Edwin.
--Te digo, no me siento muy bien, quiero llegar a casa a descansar un rato.
-Hay cochinota, se me hace que te urge probar tus "juguetitos"
Me dijo de forma burlona, no sabía a qué se refería, pero solamente le dije que no, que me urgía otra cosa.
--Ta bien mana, nomás acompáñame a comer algo rápido, o ya desayunaste?
Me quedé pensando, tenía razón el día de hoy no había comido nada aún.
-Esta bien, te acompaño.
--Ahuevo pinche Andy, ya sabía que no te resistirias, por algo estás así de gordilla manita. Siempre si te metiste al gym de la colonia?
-Ah, eso sí claro, no he tenido tiempo.
--Mas te vale que vayas mana, que en 1 mes hay fiestas en todos lados y hay que ponernos buenas para agarrar un vato que este bueno.
-Si ahí luego, vamonos pues.
Yo solo me puse un poco nervioso ya que no sabía que contestar. Pero acepte la invitación, así que salimos del metro y caminamos una cuadra. Hasta un puesto en la calle bastante viejo y que se veía poco higiénico. Aún así con el olor me abrió el apetito.
-Que hubo güeritas que les voy a servir?
--Lo de siempre son Chuy
-Y para la güerita?
La amiga me dió un codazo que yo aún estaba admirando el puesto, no era mucho de comer en la calle y la verdad estaba un poco asustado de que me fuera a enfermar, pero total, no es mi cuerpo, que se enferme.
-Lo mismo por favor.
Aproveche el tiempo para meter la bolsa negra que venía cargando en la mochila, mientras preparaba los tacos ví como varias veces el señor volteaba a ver mis pechos, para nada disimulaba, me hizo de nuevo sentir muy incómodo y más con lo que acababa de pasar en el metro.
Trate de alejarme un poco, tome asiento en la barra junto a la amiga, un banco donde apenas podía sentarme por lo alto y porque mi trasero se desparramaba de el, como pude me acomode y nos dieron los tacos
-Entonces que wey, vamos a ir el sábado a la peda o que?
No esperaba que esto durará tanto tiempo, así que le dije que si, ya que para ese tiempo me imagino que ya estaría de nuevo en mi cuerpo y no tendría que ir.
--Si, claro.
-Va va va, aunque recuerda que es fiesta fresona, para que vayas con algún vestido o algo mana, hay que ponernos buenas que ahí van a haber vatos guapos, igual y hasta te toca accion.
--No como crees.
-Si quieres vamos el viernes a la plaza a que nos den una depilada de por allá abajo, quien sabe igual y se ofrece.
Ya no le contesté, todo eso era totalmente ajeno a mi, así que comencé a comer para dejar de hablar. Para estar en un puesto bastante dudoso, no se veían tan mal, trate de agarrar el taco, lo cual fue un fracaso la primera vez por las incomodisimas uñas, volteandose y tirando todo el taco.
Como pude subí la carne de nuevo y lo agarre a dónde llegaba la mano, le di una mordida y fue un sorpresa al probarlo, estaba muy bueno, el sabor de la grasa del suadero le daba un sabor fuerte pero sabroso. Cómo buen mexicano ya comía tacos, pero siempre en algún restaurante.
Sin duda debore los otros 4 tacos muy rápido.
-Hay wey, si traías hambre mana. Voy pidiendo otros?
Yo asentí mientras daba la mordida al último taco.
-Cuantos wey?
Le hice una señal de 3 con una mano. Mientras con la otra terminaba el taco. En ese momento, la tortilla se rompió y un poco de carne y verdura cayó por mi escote. En medio de los dos pechos carnosos se fue la comida. Acabe con el taco. Tome una servilleta y trate de limpiarme, lo cual fue algo muy raro, pasar la servilleta encima de ellos y sentir como la carne se metía entre ambos pechos, y tocaba directamente mi piel. No podía meter la mano para sacar los restos habiendo gente, como pude agarre el brassier sobre la ropa con ambas manos de cada lado y comencé a sacudirlo moviendo a todos lados mis senos, para que la comida cayera por el estómago. Me costó un poco pero lo logré. Fue algo muy incómodo y raro el sentir como moviendo solo el bra, todas esas nuevas masas se agitaban sin cesar. pero al menos ya no me incomodaba mas, como hombre nunca me imaginaba lo que sufrían las chicas por esto y que hay que tener cuidado al comer. Pero con semejantes senos me imagino que era algo tan común.
Ya que termine solo ví a la amiga riéndose.
-Jajaja hay mana ya vez quien te manda a estar chichona, ten acá están los otros 3
Me sonroje al ver que ella y varios de los del puesto vieron todo el movimiento, y que los que atendían después de eso no dejaban de verme con ojos de lujuria. Ya comí rápido lo que me faltaba para poder irnos.
-Cobreme don, lo mío y lo de mi carnala.
Pago la amiga y me ayudó a bajar del banco.
-Sale manita, ahí tu luego pagas las micheladas. Te mando mensaje pues. Cuídate gordita.
Se acercó y nos despedidos una vez más de beso, poco a poco tenía que irme acostumbrando pero aún así me seguía llamando la atención.
Ya me fui de regreso al metro, ya a esta hora estaba menos transitado, aún así hice caso y me fui hasta el vagón de mujeres y niños. Totalmente otro ambiente. Subí, me senté y se pasó el tiempo muy rápido. Pude ver a muchos tipos de mujeres, señoras, jovencitas, arregladas y bien vestidas, un poco más cómodas, algunas me llamaron la atención verlas maquillándose, con ese movimiento del metro yo apenas podia estar de pie y ellas hasta hacer más cosas. Otra cosa que observé fue a la mayoría de repente acomodarse los tirantes del brassiere, algo que yo tenía que hacer de repente y ya ví que era problema de todas, hasta por instinto deben de hacerlo.
Llegué a mi estación y me baje del metro. Camine hacia donde vivíamos, ya venía algo cansado, ya estaba oscureciendo. Me dolían un poco los pies y las rodillas, me imagino que por cargar este peso. Igual ya sentía que los tirantes del bra se me clavaban más y me irritaba la piel.
Subí a la casa y tome las llaves, justo antes de abrir se me cayeron de nuevo por las uñas tan molestas. Me agache con dificultad por ellas sintiendo como todo se apachurraba al hacer ese movimiento, la barriga y esos pechos incómodos casi se me pegaban en la cara.
Justo cuando las iba a levantar sentí una fuerte nalgada por detrás
-Que pedo muchacho cómo andas?
Me dolió mucho al ir con velocidad y con fuerza.
Voltee y era la vecina en mi cuerpo, era muy bizarro verme a mi mismo y escuchar mi voz desde otra perspectiva.