lunes, 5 de marzo de 2018

Asumiendo el rol de pareja -Capitulo 2

Capitulo 2
Vista de José Luis.
No podía creer la facilidad con la que mi esposa decidió irse a tomar mi vida por el día de hoy, como sin nada se fue a ver el partido y me dejo en casa. No sabía que hacer, me senté en la orilla de la cama para tratar de comprender y reflexionar la situación. En ese momento me senté y miré hacia abajo, tenía solo de vista, sus largas piernas, toda la piel suave y clara que ahora portaba, ese par de tetas y el cabello callendo de mi cabeza. Sin duda era una vista muy buena. Así como si nada, decidí hacer lo mismo que ella, mandar todo al carajo, me lavante de la cama, apreté mis dos nuevas amigas que colgaban de mi pecho y decidí salir a divertirme y olvidarme de los problemas como ella lo hizo, no sabía ni pensaba en lo que estaba haciendo, pero tenía que aprovechar, está era una oportunidad tal vez única en la vida.
Avancé hacia el baño, me desprendi de la blusa que usaba para dormir. Pude ver y sentir el rebote de sus grandes pechos y como rosaba el aire en sus pezones poniéndolos duros. Acerqué mis nuevas manos, tomando ambas tetas en ellas, eran muy grandes, se salían de las manos, con la punta de las largas uñas que tenía empeze a tocarlos, eran muy suaves y podía sentir como el dedo se sumergía en ellas. Di un par de saltos y sacudía todo para ver su movimiento, era un sentimiento muy hipnotizador, podía hacer esto por mucho tiempo, ya que me estaba gustando y exitando.
En ese momento, recorrí con las manos desde los pies a la cabeza, vaya cuerpazo que tenía mi esposa, con razón no lo descuidaba y cada tarde pasaba un rato al Gym, además que siempre estaba a dieta. Estaba a punto de bajar sus bragas cuando sonó su teléfono, no sabía qué hacer, pero dime quería dejar llevar por la situación tenía que contestar, así lo hice.
Conteste en el teléfono que había dejado mi esposa y era mi hermana.
-Que pasó, Alondra cómo estás?
-‎Muy bien, herm... Cuñada. En qué te puedo ayudar.
-‎Fijate que solo quería pedirte una maleta prestada, ya que hoy es mi viaje a Cancún y no pude conseguir alguna.
-‎Ohhh, claro.
-‎Ya estoy a 10 minutos de tu casa. En un momento paso a recogerla.
-‎Si, claro, aquí te espero.
Colgó el teléfono. Y estaba cerca de casa, así que tenía que estar listo para cuando llegara. No iba a poder estar sin ropa como asi me encontraba, así que decidí buscar la forma más rápida y fácil de arreglarme para que no sospechara nada.